domingo, 19 de mayo de 2013

Una palabra - Carlos Varela


Una palabra no dice nada
Y al mismo tiempo lo esconde todo
Igual que el viento que esconde el agua
Como las flores que esconde el lodo.
Una mirada no dice nada
Y al mismo tiempo lo dice todo
Como la lluvia sobre tu cara
O el viejo mapa de algún tesoro.
Una verdad no dice nada
Y al mismo tiempo lo esconde todo
Como una hoguera que no se apaga
Como una piedra que nace polvo.
Si un día me faltas no seré nada
Y al mismo tiempo lo seré todo
Porque en tus ojos están mis alas
Y está la orilla donde me ahogo,
Porque en tus ojos están mis alas
Y está la orilla donde me ahogo.

jueves, 25 de abril de 2013

Alguna vez cuando ames...


Si una piedra tiene amor
y de amor está mojada,
con el agua y el amor
florecerá una mañana.
Con el agua saldrá un tallo,
y con el amor, tres alas,
tres pétalos voladores
coloreados de naranja.
Esta es historia de piedra
en piedra estaba grabada.
Ocurrió hace mucho tiempo,
cuando las flores hablaban.
Hubo una calle que hubiera
sido una calle sin fama,
con quichicientas piedritas
y una sola enamorada.

Era una piedra muy gris;
de tan gris era azulada;
de tan azul tenía cielo
y al cielo le reclamaba:
"Envíame una semilla, cielo,
tú que tienes tantas;
es tibio mi corazón
aunque sea fría mi cara
yo la apretaré muy fuerte
y le daré toda el agua
que he guardado entre mis grietas
para cuando alguna caiga."

Y al fin cayó una semilla
y, viéndose cobijada
al arrullo de la piedra,
se fue convirtiendo en planta.
La piedra tenía amor;
de amor estaba mojada.
La planta le dio una flor
que se llamaba Natacha.
Era flor desconocida
por pétalos tenía alas
y como era muy pequeña,
todavía no volaba...

Ni bien que las otras piedras
hubieron visto a Natacha
no supieron que decir
y dijeron cosas malas
murmuraciones de piedras
que no guardaban el agua;
murmuraciones de piedras
que no tenían Natachas...
"Una piedra es una piedra:
vive helada y muere helada";
"nació para que la pisen:
debe quedarse callada",
"su destino es un camino
o los pies de una montaña",
"es una ley que está escrita
y las leyes no se cambian";
"éste es camino importante:
lo pisan muchas pisadas,
y una flor en el camino
siempre muere destrozada".

Tararín, Natacha crecía,
tararán, las piedras hablaban.
Tararín, el frío en las piedras,
tararán, calor en Natacha.
Y pasó una mariposa
y un túlipan con canasta
y una flecha de papel
y un sobre con una carta
y pasó un caballo blanco
y un grillo con su guitarra
y unos cuántos caminantes
y ninguno la pisaba.

Era Natacha el jardín
y el jardín era Natacha
y era tanto su perfume
que solo se derramaba
y la piedra no cabía
en su casaca azulada
y el corazón se le abría
como la lana mojada.
Alguna vez, cuando ames,
si sabes guardar el agua,
con el agua saldrá un tallo
y con el amor, tres alas

y te crecerá una flor
coloreada de naranja,
entre las murmuraciones
de los que nunca hacen nada.
"Alguna vez cuando ames" o "Romance de Natacha"
de Pipo Pescador (Enrique Daniel Fischer)